sábado, 21 de abril de 2007

Más conceptos sobre conversación


No se debe subrayar con gestos y ademanes las palabras; parecería darle una autoridad impropia de juventud e inesperiencia.


Si os piden vuestro parecer,a menos que el tema sea impropio, o no esté al alcance de sus conocimientos; en este caso, excusarse, alegando incompetencia pero nunca indicar con un gesto o un ademán disentimiento o poco valor que se concede a la conversaciòn.


No se debe desviar sistemáticamente la vista de la persona con quien se habla, ni se debe mirar con tanta fijeza, que se pueda turbar.


No se debe devolver mal por mal. Con paciencia y dulcura se consigue más que con ironías, dimes y diretes.


No dar consejos si no se los piden, y si se los piden ser sinceros, pero con tacto y delicadeza, no expresarse con demasiada crudeza, y batirse en retirada si se ve que es mal acogido.


No se debe preguntar a nadie qué edad tiene, ni cuanto le ha costado un objeto.

No disgustar a la gente con el relato de sus penas, mas bien tratar de consolar las suyas cuando os la comuniquen.


No se debe traicionar la confianza de nadie divulgando un secreto.


No se debe hablar mal de nadie, procurar encontrar una excusa para quitar la importancia a un error, y una disculpa para atenuar la falta, pero no con tanto calor que parezca que no se considera tal, y de consiguiente que pueda creerse que se podrìa cometer.


Cerrar los oídos a la calumnia, y los labios a la maledicencia.


Tener siempre en la boca una palabra de consuelo, y en el alma un sentimiento de piedad. Si hay que compadecerse de alguien, que no se haga de tal forma que la compasión humille.

Nunca habrá arrepentimiento de haber sido amables, bondadosos y tolerantes.


Hay que procurar ganarse la simpatía de la gente, pero no hay que olvidar que ésto sólo se consigue con bondad, lealtad, dulcura y tolerancia.


Cuidar al decir las palabras y el tono con que se pronuncien.


No se debe elevar demasiado la voz, ni tampoco bajarla tanto que no se escuche.


Evitar la vivacidad, el apasionamiento, tanto como una acentuada languidez.


No se debe hablar con excesiva gravedad ni excesiva ligereza, ni se deben adoptar inflexiones dramáticas, enfáticas o sentimentales: naturalidad, naturalidad...


Tener presente que son muchas las mujeres hermosas que pierden todo su encanto apenas abren la boca para hablar.


Viejo como el mundo es el aforismo que dice: Muchas veces te arrepentirás de haber hablado; nunca de haber callado"


No hablar con mucha precipitaciòn que las palabras se confundan unas con otras, ni con tanta lentitud .


Hay que hablar lisa y llanamente, y evitar todo rebuscamiento y vacilaciones ocasionadas por el poco dominio del tema que se trata o por el censurable y feo empeño de usar vocablos inusitados.


Un consejo: si tartamudeas, acordarse de Demóstenes, que corrigió tan grave defecto haciendo ejercicios con la boca llena de piedritas, y fué después un célebre orador.


No hay comentarios:

Vistas de página en total

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin