Es casi una rutina en cuestiones de etiqueta tener que aconsejar a personas que quieren hablar bien. Por hablar bien entienden hablar de todo, poder mencionar libros y autores, emplear términos difíciles, y en fín, demostrar al prójimo que poseen una cultura tanto o más amplia que la suya.
Sin embargo no es así como se da una impresión de cultura social. Sucede con triste frecuencia que una persona muy instruída emplea un término en el curso de la conversación que basta para clasificarlo como persona socialmente inferior. Sucede también que el mismo deseo de dar una impresión refinada le hace emplear términos complicados o excesivamente delicados que resultan ridículos.
Una buena regla de conducta para las personas que quieren hablar como bien educadas, es evitar los términos de mayor fuerza, empleando en su lugar equivalentes más pálidos. Así por ejemplo si exclaman. "me tiene aburrida" o "cansada", en vez de "me tiene patilluda" o "me tiene seca" expresiones que se escuchan a veces, no llamarán la atención
Los errores más temibles en sociedad son justamente los de super-refinamiento.
Sin embargo no es así como se da una impresión de cultura social. Sucede con triste frecuencia que una persona muy instruída emplea un término en el curso de la conversación que basta para clasificarlo como persona socialmente inferior. Sucede también que el mismo deseo de dar una impresión refinada le hace emplear términos complicados o excesivamente delicados que resultan ridículos.
Una buena regla de conducta para las personas que quieren hablar como bien educadas, es evitar los términos de mayor fuerza, empleando en su lugar equivalentes más pálidos. Así por ejemplo si exclaman. "me tiene aburrida" o "cansada", en vez de "me tiene patilluda" o "me tiene seca" expresiones que se escuchan a veces, no llamarán la atención
Los errores más temibles en sociedad son justamente los de super-refinamiento.
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