lunes, 23 de abril de 2007

Hospitalidad en casa ajena


Si una familia amiga nos ofrece alojamiento temporal en su casa, se debe aceptar sus costumbres en todo, desde el primer momento, a fin de que nuestra presencia no introduzca el menor desorden en la casa.
No debemos quejarnos de los sirvientes, ni de nadie ni de nada.
Debemos levantarnos a la misma hora que los dueños de casa y quedarnos mientras en la habitación, de manera que los dueños se ocupen de las faenas propias de las primeras horas del día.
Aunque se esfuercen en decirnos que estamos en nuestra casa, no olvidar nunca "que no estamos en casa."
Demostrar interés en los lugares que nos hagan visitar.
No aconsejar una modificación en sus costumbres ni en el arreglo o disposición de su hogar.
No intervenir en las pequeñas discusiones que puedan entablarse entre los individuos de la familia
De regreso a casa, escribirles agradeciendo las atenciones que han tenido con nosotros, recordando algunos de los momentos agradables.

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