domingo, 31 de octubre de 2010

Estrategia para evitar que los niños nos digan siempre NO



La idea es conseguir que los niños por voluntad propia actúen en el sentido que queremos, y que no se bloqueen con negativas constantes, que es habitual cuando son pequeñitos y aprenden a decir "NO"

Medios utilizados
Ofrecer al niño siempre 2 alternativas, para que tenga sensación de control. Las dos alternativas hay que escogerlas de forma que muevan al niño en direcciones que queramos
 El niño, al tener opciones que elegir, se siente no sólo respetado como persona, sino también realizado por el "poder" que le otorga esa capacidad de decisión.

Desarrollo y Resultados
El desarrollo de esta idea no tiene un plazo temporal fijo, ya que puede y debe ser utilizada de forma permanente.
Sin embargo, requiere atención y originalidad para plantear siempre nuevas opciones que puedan mover al niño en la dirección que queremos. Pero siendo capaz de elaborar esas opciones, el resultado se aprecia desde la primera ocasión.

Para que sea más fácil de entender, algunos ejemplos útiles de estas opciones para distintos casos podrían ser:
- Si no quiere acostarse: "¿Te arropas tú, o quieres que te arrope papá?"
- Si no quiere comer: "¿Te da de comer papá, o te da de comer mamá?"
- Si se niega a andar: "¿Quieres que vayamos andando, o vamos corriendo?"



Via: Cuentos para dormir

lunes, 18 de octubre de 2010

El amor que sienten los abuelos

Los abuelos son los cimientos de la familia, las raíces que sujetan el árbol de la vida. El abuelo es crucial en el desarrollo de la autoestima del niño y constituye un referente de seguridad inestimable.

Los abuelos son los cimientos de la familia, las raíces que sujetan el árbol de la vida. El abuelo es crucial en el desarrollo de la autoestima del niño y constituye un referente de seguridad inestimable. Al contar historias del pasado familiar con su estatus de “padre del padre o de la madre”, hacen que el nieto sienta su presente como la continuación de un pasado enriquecedor y perfilan
el lugar que ocupa en el mundo. En estas fiestas, la mayor alegría para los niños es sentirse seguros en un mundo donde hay adultos (padres y abuelos) que les quieren.

Un cariño diferente

Los abuelos proporcionan a los niños una seguridad diferente a la que aportan los padres, más antigua. En ello se encuentra la base de lo que será nuestra vida amorosa. Por una parte quisieron y amaron a nuestros padres, y lo hicieron de tal forma que despertaron en ellos el deseo de tener hijos y repetir la experiencia. Su inconsciente determinó el de nuestros progenitores y, además, con el amor que nos dirigen, son el refugio más seguro y cariñoso de la infancia.

Ser abuela permite elaborar psíquicamente el hecho de haber sido madre. Ahora bien, lo que se da a los nietos es algo diferente. La abuela, cuando disfruta con su papel, quiere sin condiciones, es el amor más desinteresado que se puede encontrar en la vida. La abuela puede sentirse compensada con ver en su nieto una sonrisa que le recuerda a su hijo, porque encuentra ahí el placer de la transcendencia y de la productividad de su vida. Además, cuando se es abuela se puede elaborar lo que se hizo mal como madre. La abuela puede ayudar, pero si no ha conseguido vivir bien su maternidad es más frecuente que compita con la hija o con la nuera y que proteste por su función. Los abuelos han sido padres, pero esta experiencia, a veces, no es garantía de ayuda para los hijos y nietos. Si han tenido sentimientos de inferioridad y no han podido resolver complejos infantiles, tratarán de compensarlo con los niños y aquí aparecen los problemas, porque rivalizan con sus propios hijos.

Otra situación difícil se plantea cuando la abuela quita autoridad a la madre, aunque si ésta actúa segura de sí misma, su autoridad no se verá mermada. Cuando se encuentre a solas con el niño, conviene que le aclare la diferencia de puntos de vista debido a que pertenecen a distintas generaciones. Que el niño comprenda que los abuelos no piensan como sus padres no es un problema, sino un síntoma muy saludable pues fomenta su capacidad de tener un criterio propio.


Claves

Los padres esperan que los abuelos sean una fuente de seguridad, que estén ahí cuando los necesiten. Ahora bien, también desean que aprueben sus decisiones.

Ese deseo de aprobación es muy importante porque los padres quieren que les consideren adultos delante de su pareja y de sus hijos, algo difícil porque con frecuencia los abuelos los siguen viendo como los niños que fueron. Otro desacuerdo es cuando los padres temen que maleduquen al nieto.

Los abuelos necesitan que se les tengan en cuenta sin que se les pida más allá de lo que pueden dar. Algunas abuelas, en su incapacidad de poner límites, aguantan y viven con resignación lo que tendrían que vivir con placer. Por el contrario, aquella que vive plenamente su condición, transmite un mensaje de esperanza.

Para evitar rivalidades es necesario establecer claramente que la educación pertenece a los padres.

Isabel Menéndez
Via: Hoymujer.com

viernes, 15 de octubre de 2010

Cuando los padres discuten delante de los hijos




Es normal que los padres no estén de acuerdo en todo y discutan de tanto en tanto. Es posible que no estén de acuerdo en asuntos relacionados con el dinero, las tareas domésticas o en cómo pasar el tiempo. Tal vez discrepen en cosas importantes -como las decisiones que necesitan tomar sobre la familia. Pueden incluso no estar de acuerdo en pequeñas cosas que carecen de importancia —como qué hay para cenar o a qué hora llega alguien a casa.


A veces los padres no están de acuerdo pero saben hablar con tranquilidad, dándose mutuamente la oportunidad de expresar su punto de vista y escuchar el punto de vista del otro. Pero muchas veces, cuando los padres no están de acuerdo, discuten. Una discusión es como una pelea en la que se utilizan palabras.


La mayoría de los niños se preocupan cuando sus padres discuten. Los gritos y las palabras de enfado que utilizan los padres en sus discusiones pueden entristecer, preocupar o asustar a los hijos. Hasta las discusiones silenciosas -cuando los padres se enfadan y dejan de hablarse- pueden preocupar a los hijos.


Si los padres discuten por un tema relacionado con los hijos, estos pueden pensar que son ellos quienes han motivado la discusión. Si creen que la discusión es por su culpa, los hijos pueden sentirse culpables y afectarles todavía más. Pero las discusiones de los padres nunca son culpa de los hijos.


¿Qué significa que los padres discutan?
Los niños suelen preocuparse cuando sus padres discuten. Pueden sacar conclusiones precipitadas y creer que sus padres han dejado de quererse. Y hasta pueden pensar que se van a divorciar.


Pero generalmente las discusiones que tienen los padres no significan que hayan dejado de quererse o que se vayan a divorciar. La mayoría de las veces esas discusiones son una manera de liberarse de las tensiones acumuladas cuando los padres han tenido un mal día o están muy estresados. La mayoría de la gente pierde los estribos de vez en cuando.


Al igual que los niños, cuando los padres se enfadan entre sí, se pueden gritar, chillar y decir cosas desagradables que, en el fondo, no se querían decir. A veces, una discusión puede no significar nada salvo que uno de los padres o ambos han perdido el control. Al igual que los niños, los padres discuten más cuando están atravesando un mal momento o cuando están muy estresados en el trabajo o preocupados por otra cosa.


¿Cómo se sienten los niños cuando sus padres discuten?
Los niños suelen preocuparse cuando ven u oyen discutir a sus padres. Es duro oír sus gritos y las palabras desagradable que se dicen. Ver a sus padres alterados y fuera de control puede hacer que un niño se sienta desprotegido y asustado.


Los niños se pueden preocupar por uno de sus padres durante la discusión. Les puede preocupar que un padre se sienta especialmente triste o herido por los gritos y/o insultos del otro. Pueden temer que uno de sus padres se enfade tanto que llegue a perder completamente el control, que se enfade también con ellos o que alguien salga lesionado.


A veces las discusiones de los padres provocan llantos o dolor de cabeza en sus hijos. La preocupación por las discusiones de los padres puede incluso hacer que a un niño le cueste conciliar el sueño o no quiera ir al colegio.


¿Qué deberías hacer cuando tus padres discuten?
Es importante recordar que, cuando tus padres discuten, la discusión es entre ellos y que no te implica ti. Por lo tanto, lo mejor que puedes hacer es mantenerte al margen e irte a otra parte de la casa cuando discutan. O sea que vete a tu habitación, cierra la puerta y busca algo con que entretenerte hasta que dejen de discutir. El papel de los hijos no consiste en hacer de árbitros.


Cuando las discusiones de los padres van demasiado lejos
A veces, cuando los padres discuten, hay demasiados gritos, chillidos e insultos y se dicen demasiadas cosas desagradables. Aunque muchos padres se comporten de este de modo, nunca está bien faltar el respeto a otros miembros de la familia, usar lenguaje degradante o insultante, chillarles o gritarles. En ocasiones, las discusiones de los padres van todavía más lejos, incluyendo empujones, lanzamiento de objetos o golpes. Estas cosas nunca son aceptables. Cuando las discusiones se convierten en peleas, pasando a las manos, significa que las personas que se están peleando tienen que aprender a controlar el enfado. Tal vez necesiten la ayuda de otro adulto para conseguirlo.


Los niños que viven en familias donde las discusiones van demasiado lejos pueden explicarle a otra persona lo que está pasando en su casa. Hablar con otros familiares, un profesor, el psicólogo del colegio o cualquier adulto en quien confíes sobre las peleas que tienen lugar en tu casa puede ser importante. A veces los padres, cuando se pelean, pierden tanto el control que pueden lesionarse mutuamente, y a veces los niños también reciben golpes. Cuando ocurre esto, los niños pueden informar a otro adulto sobre lo que ocurre en su casa para que alguien pueda ayudar y proteger a toda la familia.


Si en una familia hay muchas peleas, si algunos miembros sufren lesiones a consecuencia de las peleas o si los miembros de la familia están cansados de tantas peleas, pueden pedir ayuda. Los psicólogos y terapeutas familiares saben cómo ayudar a las familias a solucionar sus problemas, incluyendo las discusiones frecuentes y las peleas.


Los psicólogos y terapeutas familiares pueden ayudar enseñando a los miembros de la familia a escucharse entre sí y a hablar sobre sus sentimientos sin chillarse ni gritarse. Aunque puede requerir esfuerzo, tiempo y práctica, los miembros de una familia siempre pueden aprender a llevarse mejor.


¿Está bien que los padres discutan en ocasiones?
Discutir de vez en cuando puede ser saludable si ayuda a la gente a exteriorizar sus sentimientos en vez de guardárselos para sí. Es importante que los miembros de una familia sean capaces de decirse cómo se sienten y qué piensan, incluso cuando no están de acuerdo. Lo mejor de manifestar una discrepancia de pareceres es que, después, la gente suele comprenderse mejor y sentirse más cerca.
Los padres pueden discutir por distintos motivos. Tal vez hayan tenido un mal día en el trabajo, no se encuentren bien o estén muy cansados. Al igual que los niños, cuando los padres no se encuentran en su mejor momento, es más fácil que se molesten por tonterías y son más proclives a discutir. No obstante, en la mayoría de ocasiones, las discusiones se olvidan rápidamente, los padres se disculpan y hacen las paces, y todo el mundo se tranquiliza.


Familias felices y sanas
Ninguna familia es perfecta. Incluso en el hogar más feliz surgen problemas y la gente discute de tanto en tanto. Generalmente los miembros implicados exponen abiertamente lo que les preocupa y hablan sobre ello. Todo el mundo se tranquiliza y la vida vuelve a la normalidad.


Ser parte de una familia significa arrimar el hombro e intentar hacerle la vida mejor a los demás. Las discusiones suceden y no pasa nada. Con amor, comprensión y un poco de esfuerzo, las familias pueden solucionar casi cualquier problema.




Via: Kidshealth.org

domingo, 3 de octubre de 2010

¿Qué debo hacer si mi hijo tiene una pataleta?




¿Qué padre no ha sentido, alguna vez en su vida, vergüenza por causa de alguna pataleta hecha por su hijo?

Todos los niños en algún momento de sus vidas hacen pataletas y saben muy bien dónde y cuándo hacerlas.

Las pataletas ocurren cuando el niño quiere llamar la atención, pero además cuando ha perdido el control.

Cuando la pataleta está ocurriendo es importante:

1. Analizar para comprender cuál fue la causa de la pataleta. Eso nos da una pista para poder solucionarla. De repente el niño está cansado, frustrado, confundido o recibiendo muchos estímulos a la vez; aunque, también podría ser que esté buscando la manera de manipular para conseguir algo.

2. Actuar. Cuando el niño ha perdido el control, el adulto debe ayudarlo a calmarse. La mejor forma de calmar una pataleta es permanecer calmado y permitir que el niño exprese sus emociones sin gente que lo esté observando; de esa forma, se está retirando la atención que él quería tener con su pataleta.

Cuando el berrinche está por comenzar, suele funcionar la distracción; esto es, enseñarle algún objeto, llevarlo a otro ambiente, etc.

Cuando el berrinche empezó, ignóralo; pero si continúa, es mejor llevar al niño a otro lado hasta que se calme, pero es importante que usted se quede junto al niño y le explique que no podrán regresar hasta que lo haga. Aproveche este momento para explicarle lo que ha sucedido :"Sé que estás furioso pero no puedes tirar las cosas así. Cuando te portas así, no puedes quedarte en la fiesta".

*Nunca saques al niño a tirones o a gritos, pues lo estarás humillando y tú habrás perdido la batalla.

*Nunca encierres al niño solo en una habitación, pues le generas miedos, angustias y traumas.

*Nunca cedas ante las manipulaciones del niño, pues le estarás enseñando que la pataleta es la manera más eficiente para conseguir lo que quieren



Fuente: Creciendo contigo

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