jueves, 15 de abril de 2010

Consejos para padres en apuros

Muchas veces los padres pasamos por estos momentos y no sabemos bien que hacer, aqui les presentamos algunos consejos para tratar de ayudar y educar mejor a nuestros hijos
¿A tu hijo no le gusta hacer los deberes? A veces los niños muestran dificultades para el aprendizaje escolar incluso antes de acudir a primaria. Y aunque parezca que se debe a que son vagos o no muestran interés, en la mayor parte de los casos hay un motivo que les impide evolucionar. El papel de los padres es muy importante, y deben mostrar siempre interés por el trabajo escolar revisando los cuadernos, trabajos y calificaciones.


Algunos niños tienen serias dificultades al dormir, les cuesta conciliar el sueño, duermen poco y no dejan dormir a sus padres, o se pasan a la cama de los progenitores a media noche. Si es vuestro caso, debéis inculcarle al pequeño algunos hábitos que le ayuden a dormir mejor.



Avisa a tu hijo de que se acerca la hora de irse a la cama unos 15 minutos antes de acostarse, y haz que ese tiempo sea tranquilo para el pequeño permitiéndole que vea dibujos en la televisión o que juegue de forma tranquila. Si es necesario, permítele que se meta en la cama con algo con lo que se sienta a gusto, como un peluche o un objeto que le agrade.


Los cuentos y canciones infantiles son las mejores herramientas para hacer dormir a un niño. Cuando esté ya en la cama, cuéntale un cuento o cántale una canción agradable y que incite al sueño. Y antes de apagar la luz despídete de él, dale un beso y las buenas noches, apaga la luz y sal de la habitación. Si repites el mismo procedimiento cada día lograrás que se duerma con más facilidad.


Si después de acostarse llora o llama a sus padres, es mejor ignorarle, aunque a los padres les resulte complicado. Si acudes cada vez que llora, tu hijo aprenderá que todo lo que tiene que hacer es llamar tu atención para que acudas a su habitación. Si al principio te cuesta, ve retirando gradualmente tu apoyo para que se acostumbre a dormir solo.



Y si el problema es que tu pequeño sale de su habitación a media noche y quiere dormir en vuestra cama, es preferible llevarle de nuevo a su habitación prestándole la menor atención posible. No le des conversación, ni trates de convencerle de volver a su cama, ni le abraces, y haz un esfuerzo por aparecer tranquilo y relajado ante el niño. En estos casos hay que meterle en la cama sin inmutarse y decirle que, si se vuelve a levantar, le volveremos a traer.



Hay que explicarle al hermano mayor en qué consiste el nacimiento del nuevo bebé, e implicarle en todo lo que conlleva, como preparar su cuarto, su ropa o su ambiente. También es buena idea pedirle ayuda a la hora de elegir un nombre para el bebé y, una vez que haya nacido, respetar en lo posible los hábitos y horarios del mayor y dedicarle cada día un tiempo en exclusiva.

Los padres, y sobre todo la madre (por ser la protagonista del embarazo) no deben anunciar la llegada de un hermanito desde el principio porque los niños no comprenden bien el concepto del paso del tiempo, y mucha anticipación puede causarles ansiedad. Es suficiente con que el hermano mayor lo sepa un par de meses antes de que nazca.


Cuando llega un nuevo hermanito a la familia, los más pequeños de la casa suelen sentirse muy celosos. Y hay que entenderles, porque de pronto pasan a ser segundones en cuanto a atenciones y dedicación, y suelen sentirse desplazados. Para conseguir que la llegada de un nuevo hijo sea una experiencia constructiva y enriquecedora en vez de traumática, los padres tendrán que poner de su parte.

Para evitar que digan palabrotas lo primero que hay que hacer es dar ejemplo, por eso tampoco debes decirlas tú. Tampoco rías cuando tu hijo las diga porque le incitará a repetirla, y explícale de forma sencilla que esas palabras ofenden y no son respetuosas. No le des demasiada importancia, porque una actitud excesiva podría producir el efecto contrario al que deseas, y ofrécele alternativas: nuevas palabras con las que pueda expresar sus sentimientos




Los niños empiezan a decir palabrotas cuando descubren el poder que tiene el lenguaje a la hora de comunicarse. Suele ocurrir entre los 3 y 5 años y ya van al colegio "de mayores". Pero cuando un niño dice "tonta" o "imbécil" a su mamá, no está tratando de insultarla, sino que es incapaz de encontrar mejores palabras para expresar su estado de ánimo.


Los niños que se enfadan y protestan o patalean lo hacen normalmente para llamar a atención de sus padres, y porque las malas conductas les hacen reaccionar con más rapidez que las buenas. Para evitar estas situaciones, lo mejor es no prestar atención a las muestras de enfado o los comentarios de mal gusto. Al contrario, hay que alabar y elogiar los pequeños logros y las conductas adecuadas.

Intenta que tus hijos coman solos, siempre en la mesa, y cada día a las mismas horas. Elimina también del ambiente todo lo que pueda distraerles de su tarea principal, que es comer. No dejes juguetes a su alcance y no enciendas la televisión. Es mucho más eficaz ponerles los dibujos cuando han comido correctamente que ponérselos para que coman, o retirar los juguetes a la hora de comer y devolvérselos al final si ha comido bien.


Fuente: Mujer.es

1 comentario:

Guido dijo...

Totalmente cierto lo del primer párrafo. Yo también hace algunos meses tuve problema con las calificaciones de mi hijo en el colegio, no sabía qué hacer para explicarle y que me entienda; así que un día mi esposa le coment´´o a su amiga acerca del problema y su amiga le recomendó una página que te daba unos consejos muy acertados para ayudar a los niños. A todos los que tengan el mismo problema que tuve yo les dejo el link y espero que les sirva de mucho.

http://www.facebook.com/pages/Distribuidora-Navarrete/399391623932?ref=ts#!/pages/Distribuidora-Navarrete/399391623932?v=app_10467688569

Saludos.

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