Hay modales que se han hecho humo:
- Saludar con respeto a una persona mayor, lo que implica ponerse de pié cuando ésta entra a donde estamos.
- Dar el asiento a las personas mayores o mujeres embarazadas.
- Estar limpios a la hora de comer y comer bien, usando servilletas y cubiertos como se debe.
- Saber escuchar y no interrumpir a alguien cuando habla.
- Respetar la autoridad del profesor.- No secretearse en público ni comentar las intimidades de la familia.
- Golpear ante una puerta cerrada.
- Colocar la televisión o la radio a volumen moderado.- Ofrecer ayuda.
SENSATEZ y SENTIMIENTOS
El adolescente tiende a vivir apasionadamente, pero hay que encauzar toda esa energía. Ellos en ocasiones, con funden la filosofía con que se toman la vida con la mediocridad. Por eso resulta apropiado ayudarles a llenar la vida con algo que les dé sentido, útil para ellos mismos y la sociedad. Todo lo contrario a una vida arrastrada y vulgar.
Sin duda, cada día la espontaneidad cobra un rol más preponderante en todo el proceso social. Gracias a ella, padres e hijos están más próximos, las generaciones se han acercado y comprendido mejor, e incluso es un valor que ayuda a la formación del propio carácter: hoy se considera fundamental moverse en un clima de confianza. Pero no es menos cierto que a veces, escudados en el "ser uno mismo", se atropella a los otros, sus sentimientos y su espacio. De ahí el sabio consejo: "Conviene añadir sensatez a la sinceridad para no caer en la idiotez sincera, que no por ser sincera, deja de ser idiota".
Lo anterior, en términos de diccionario, significa moderación, reflexión, cautela, ponderación... es decir, usar el sentido común y simplemente, ponerse en el lugar del otro. En otras palabras, el equilibrio del carácter exige una cuidadosa compensación entre los extremos
Una experta en el tema es Sylvia Gubbins de Bustamante, embajadora de Perú en Chile hasta el año 1985. Narra su experiencia: "Soy una convencida de que los niños no nacen conociendo la buena educación y es un deber de los padres instruirlos en ella. Creo que consiste básicamente en mostrarles la manera de tratar a la gente, a todos con igual consideración, desde un rey a un mendigo. En esto, hay forma y fondo, porque el saber agradecer, comportarse y conversar con los otros, demuestra cultura y respeto hacia el prójimo".
DAR EJEMPLO
Está claro que junto con la llegada de la adolescencia, los hijos se ponen rebeldes y adoptan un aire de suficiencia. Esto es natural y demuestra el crecimiento que están viviendo al reafirmar su personalidad. Sin embargo, como parte de ese proceso es necesario que asuman tres actitudes:- Los valores esenciales no se cambian por moda o por edad.
- Criticar es natural en estos años, pero proponer soluciones positivas es siempre mejor.
- Ponerse en el lugar del otro.
Sin estos ingredientes, los adolescentes crecerán sin haber aprendido a manejarse bien socialmente. Carecerán de lo que se ha denominado "inteligencia social" -que es saber llegar a las personas en el momento adecuado y en la forma oportuna- tan útil en la vida personal y profesional
.La adolescencia es un período en que los jóvenes necesitan cerca a sus padres y los requieren como tales: en el papel de guías y dando ejemplo. ¿Qué sacan los padres con exigir buenas maneras si "pelan" descarnadamente a otros, pelean a gritos o mienten al no querer recibir una llama da telefónica que no se atreven a enfrentar?
Es importante que los papás distingan entre lo que es una terquedad propia de la etapa, y lo que es ser mal educado. El aspecto estético de si usan el pelo más largo o un arito, puede disgustar, pero éstos son asuntos transables, comprendiendo que es propio de la juventud. Lo que no se debe transar nunca es el respeto a los demás. Porque en definitiva eso constituye el fondo de los buenos modales: la sensibilidad hacia los otros".
Fuente:Encuentra.com
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