Son clichés heredados de nuestros padres, esas frases que un
día nos aburrieron hasta la saciedad y prometimos no repetir a nuestros hijos,
pero cuando nos ha llegado el momento de ser también papás han salido por
nuestra boca con total naturalidad.
«Cuando nos llega el momento de ejercer como padres solemos
imitar lo que hicieron nuestros progenitores con nosotros mismos, incorporando
algunas ideas que hemos aprendido por el camino. Sin embargo, existe la
posibilidad de ver las cosas desde otra perspectiva, descubrir nuevas
habilidades y adoptar estrategias que permitan retomar la armonía en tu vida» . He
aquí los ocho comportamientos más habituales:
1”Pídeme lo que quieras” El padre compra cualquier cosa que
pida su hijo y accede a muchos caprichos para compensar su falta de
disponibilidad. De esa manera, intenta limpiar su sentimiento de culpabilidad
por no estar con sus hijos el tiempo que necesitan.
2. «El profesor le ha cogido manía». Si ante cualquier
dificultad que deban enfrentar sus hijos asume que la culpa siempre es de
alguien o algo externo, no está fomentando en ellos el sentido de la
responsabilidad.
3. Tiempo dedicado a los hijos, No da abasto. Tras una larga
jornada de trabajo tiene más trabajo esperando en casa. Y es tentador dejarse llevar por la
solución más cómoda: dejar que el televisor, el Ipad o la videoconsola se
ocupen de entretener a nuestros hijos.
4. «Ellos ya saben que les quiero». Es su padre, y todos
damos por sentado que los padres quieren a sus hijos, pero: ¿se lo dicen?
Ellos, y usted también, necesitan que les digan que son queridos e importantes.
5. «Solo entiende el castigo». El castigo es la vía más
rápida y cómoda para que un niño o niña deje de hacer lo que no debe. Y puede
funcionar si lo que quiere es que deje de comportarse mal… ¡Delante de usted¡
Pero al castigarle no está cambiando un hábito, simplemente delimita el ámbito
donde se produce: cuando usted no está.
6. « En el núcleo familiar deben vivirse unos valores y unas
formas de hacer compartidos. La falta de unidad en los progenitores desorienta
a pequeños y jóvenes. Puede haber discrepancias, es natural, pero los padres
deben enseñar a sus hijos a gestionarlas de forma abierta y transparente.
7. «Me saca de mis casillas». Los hijos, a medida que van
creciendo, van desarrollando sus propios intereses y deseos y, afortunadamente,
empiezan a defenderlos y reclamarlos. Si no los comparte o no le parecen
adecuados,no chillar y no perder los
nervios pues genera en una violencia verbal. ¡No pida silencio a gritos!
8. «Le entra por una oreja y le sale por otra». No se
esfuerce en articular largos discursos sobre buenos modales y buen
comportamiento; no les interesan. Demuestre con su propio comportamiento lo que
está bien y lo que no lo está, eso sí, tenga siempre preparado un buen
argumento. El «porque lo digo yo» es difícil de entender hasta para usted
¿verdad?
Fuente: abc
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