miércoles, 9 de marzo de 2011

Las mejores decisiones se toman con la cabeza y el corazón




Te contrataron por tu currículum e inteligencia, y te despidieron porque no sabías nada de habilidades emocionales. Si antes de la crisis no desarrollar la inteligencia emocional (a la que se atribuye el 75% del éxito laboral) tenía pocas probabilidades de acabar en un buen final, ahora mismo el asunto se recrudece. Solo los buenos líderes sabrán sacar lo mejor de los demás, y esta es una función clara y esencialmente emocional. El problema es que el viejo management sigue estando presente.


"Lo que marca la diferencia es la capacidad de razonar con las emociones", dice la coach y profesora universitaria Verónica Andrés. Y no le falta razón: es dos veces más importante que el coeficiente intelectual, según Harvard, para desempeñar la alta gerencia. Tan fundamental ha resultado tener en cuenta nuestras emociones que las últimas investigaciones han dejado claro que las mejores decisiones se toman con la cabeza y el corazón. Al fin logran estar unidos.


Actitudes tóxicasLa dificultad para aprender de los errores, la falta de habilidad para las relaciones interpersonales; la ausencia de flexibilidad y apertura a nuevas ideas y la huida de la responsabilidad cuando las cosas salen mal. Estos son los errores más habituales del líder tradicional, reconocidos por los expertos como los males mayores de las empresas. Todos ellos están relacionados con la falta de inteligencia emocional, algo que, como demuestran los hechos, se puede aprender.


Y aún hay más, existen tres premisas, las consideradas más erróneas: basta con ser inteligente para convertirse en líder; quienes dirigen han de ser fuertes todo el tiempo para resistir grandes presiones; y, por último, las emociones no importan cuando se manda. Y ahora sí, veamos dónde reside la clave del acierto.


Grandes aciertos
Además de saber situarse en el lugar del otro, abrir la puerta a la empatía y comenzar a instaurar un orden que no sea piramidal, sino circular, hay armas tan valiosas como el reconocimiento; sin embargo, no vale con dar una palmadita acompañada de un "muy bien" general. El asunto ha de ser concreto e inmediato. Lo curioso es que seguimos sin reconocer los méritos: en una encuesta, el 88% dijo que nunca recibió un agradecimiento.


Para completar esta rápida lista de aciertos, hay que nombrar la importancia de dar una atención no dividida. De nada sirve que el jefe nos reciba si mientras le hablamos está frente al ordenador y atendiendo el teléfono. Puede que solo tenga 5 minutos, pero si son plenos, valdrán mucho más que toda una tarde dividida.


Y por último, un breve apunte: las emociones se contagian, y entre el 50% y 70% del clima laboral viene dado por las emociones del líder. ¿Alguien necesita más para cambiar el concepto?






Fuente: 20minutos.es

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