Los padres pueden ayudarlos con las tareas, pero hay que saber que se debe hacer y que no se debe hacer.
Qué se debe hacer:
Evitar intervenir en aquello que saben hacer solos.
Respetar las rutinas horarias para hacer los deberes, y en el mismo sitio.
Enseñar a los niños a organizarse y a priorizar según su nivel de rendimiento.
Fomentar el estudio autónomo, ayudarles a que aprendan a hacerse preguntas ellos solos.
Enseñarles a pensar.
Apoyar sinceramente a los niños, reconociendo el hecho de no saber algo, pidiendo en este caso ayuda al colegio.
Qué se debe hacer:
Evitar intervenir en aquello que saben hacer solos.
Respetar las rutinas horarias para hacer los deberes, y en el mismo sitio.
Enseñar a los niños a organizarse y a priorizar según su nivel de rendimiento.
Fomentar el estudio autónomo, ayudarles a que aprendan a hacerse preguntas ellos solos.
Enseñarles a pensar.
Apoyar sinceramente a los niños, reconociendo el hecho de no saber algo, pidiendo en este caso ayuda al colegio.
Qué no se debe hacer:
Improvisar el lugar para hacer los deberes, en ratos perdidos.
Permitir que los niños se queden estancados en lo que fallan
durante mucho rato.
Hacerles los deberes en lugar de indicarles cómo hacerlos.
Inventarse las solucione por desconocerlas, confundiendo finalmente a los niños.
Limitar a los niños haciéndoles dependientes de ayudas permanentes y de la toma diaria de la lección.
Los padres no deben llevar “la voz cantante”.