La idea es conseguir que, al menos, los niños prueben comidas antes de rechazarlas, y que no las rechacen rápidamente. Principalmente niños pequeños, de 3 años, y hasta los 5-6 años.
Cuando el niño/a no quiera alguna comida que sí comemos los mayores, decirle tranquilamente, sin aspavientos, y con un aire un poco condescendiente, algo así como: "es normal que no te guste; esto es algo que gusta a los mayores porque cuando nos hacemos mayores nos cambia un poco la boca. Cuando seas más mayor te cambiará la boca y te gustará".
Cuando el niño/a no quiera alguna comida que sí comemos los mayores, decirle tranquilamente, sin aspavientos, y con un aire un poco condescendiente, algo así como: "es normal que no te guste; esto es algo que gusta a los mayores porque cuando nos hacemos mayores nos cambia un poco la boca. Cuando seas más mayor te cambiará la boca y te gustará".
El deseo de los niños por ser mayores y comportarse como tales hace que tomen nota de lo que decimos.
Este método tiene un resultado inmediato y muy exitoso, porque utiliza ese deseo tan fuerte de mostrar independencia en los pequeños, que son capaces de doblegar hasta sus gustos y fortalecer su voluntad para demostrar "lo mayores que son".
Con este simple truco,hay niños que hacian todo tipo de muecas mientras tragaban una comida que no era de su agrado, para terminar diciendo con una gran sonrisa: "¡qué rico!".
Este truco no sólo ayuda con las comidas, sino con la formación de la voluntad.
¡Ojo!, es importante respetar su decisión. Si deciden no probar la comida en esta ocasión, bastará con recordarle que cuando crezca un poco le gustará. Muchas veces decidirán probar la comida poco después de comprobar que tienen libertad para hacerlo.
Este método tiene un resultado inmediato y muy exitoso, porque utiliza ese deseo tan fuerte de mostrar independencia en los pequeños, que son capaces de doblegar hasta sus gustos y fortalecer su voluntad para demostrar "lo mayores que son".
Con este simple truco,hay niños que hacian todo tipo de muecas mientras tragaban una comida que no era de su agrado, para terminar diciendo con una gran sonrisa: "¡qué rico!".
Este truco no sólo ayuda con las comidas, sino con la formación de la voluntad.
¡Ojo!, es importante respetar su decisión. Si deciden no probar la comida en esta ocasión, bastará con recordarle que cuando crezca un poco le gustará. Muchas veces decidirán probar la comida poco después de comprobar que tienen libertad para hacerlo.
Fuente: Cuentos para dormir
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