Un niño adorará la lectura si en su cerebro los libros están asociados a la alegría y la felicidad.
La lectura se fomenta alrededor de la visión de un libro. Es decir, un cuento contado por los padres de viva voz, o un cuento leido por quien lo cuente, sin participación directa de los pequeños, tiene muchísimos beneficios, pero NO fomenta la lectura en sí mismo, y por tanto la afición lectora de los niños dependerá de sus inclinaciones naturales. Esta es la razón de una situación curiosa: en muchas familias con varios hermanos más o menos seguidos, el mayor suele ser un gran lector, y la diferencia de su afición lectora con el resto es bastante notoria. Esto es debido a que los padres comenzaron leyendo con él, pero al venir otros hermanos, los cuentos se contaban para todos, en lugar de leérselos específicamente a cada uno.
Hay que aclarar que la verdadera motivación del niño cuando lee un cuento con sus padres no tiene nada que ver con el cuento. Lo que él quiere es disfrutar de la atención exclusiva de sus padres, que para él tiene una fuerza y un atractivo incomparables, tan fuertes que las tareas que realiza de esta forma se graban con gran intensidad en su pequeño cerebro en desarrollo
El niño debe tener acceso al libro. Debe sentir que él también está leyendo, visionar los dibujos y las letras (al no comprender las letras, sus libros deben ser dibujos que sí pueda comprender), y buscar cada día nuevas cosas, aunque sea el mismo libro de las últimas tres semanas. De esta forma, en su cerebro asocia esos momentos mágicos a la presencia de un libro, y cuando en el futuro tome un libro en sus manos, sentirá el recuerdo de esa alegría y felicidad que le embargaba cuando sus papás le leían un cuento. Seguro que todos tenemos algún objeto que recordamos con cariño, y sólo verlo o tocarlo nos hace sentir bien,
Más fácil es inculcar la afición a la lectura a un niño de 2 años que a uno de 4, y más aún que a uno de 6 ó 7. Y todo esto ocurre, sólo por asociación mental, ¡antes incluso de que los niños sepan leer!, es importante dedicar tiempo de lectura específica a cada niño si queremos conseguir esa relación automática libro-felicidad
Por eso debemos:
• estar siempre disponible para alcarar sus dudas y ayudarle con la lectura
• poner a su alcance libros interesantes y entretenidos, con una correcta proporción de dibujos y letras a su nivel de comprensión
• el ejemplo será fundamental para mostrar que los padres también disfrutan de la lectura, pues al ir creciendo su deseo de hacer cosas junto a sus padres se sustituye por el deseo de parecerse a ellos.
La lectura se fomenta alrededor de la visión de un libro. Es decir, un cuento contado por los padres de viva voz, o un cuento leido por quien lo cuente, sin participación directa de los pequeños, tiene muchísimos beneficios, pero NO fomenta la lectura en sí mismo, y por tanto la afición lectora de los niños dependerá de sus inclinaciones naturales. Esta es la razón de una situación curiosa: en muchas familias con varios hermanos más o menos seguidos, el mayor suele ser un gran lector, y la diferencia de su afición lectora con el resto es bastante notoria. Esto es debido a que los padres comenzaron leyendo con él, pero al venir otros hermanos, los cuentos se contaban para todos, en lugar de leérselos específicamente a cada uno.
Hay que aclarar que la verdadera motivación del niño cuando lee un cuento con sus padres no tiene nada que ver con el cuento. Lo que él quiere es disfrutar de la atención exclusiva de sus padres, que para él tiene una fuerza y un atractivo incomparables, tan fuertes que las tareas que realiza de esta forma se graban con gran intensidad en su pequeño cerebro en desarrollo
El niño debe tener acceso al libro. Debe sentir que él también está leyendo, visionar los dibujos y las letras (al no comprender las letras, sus libros deben ser dibujos que sí pueda comprender), y buscar cada día nuevas cosas, aunque sea el mismo libro de las últimas tres semanas. De esta forma, en su cerebro asocia esos momentos mágicos a la presencia de un libro, y cuando en el futuro tome un libro en sus manos, sentirá el recuerdo de esa alegría y felicidad que le embargaba cuando sus papás le leían un cuento. Seguro que todos tenemos algún objeto que recordamos con cariño, y sólo verlo o tocarlo nos hace sentir bien,
Más fácil es inculcar la afición a la lectura a un niño de 2 años que a uno de 4, y más aún que a uno de 6 ó 7. Y todo esto ocurre, sólo por asociación mental, ¡antes incluso de que los niños sepan leer!, es importante dedicar tiempo de lectura específica a cada niño si queremos conseguir esa relación automática libro-felicidad
Por eso debemos:
• estar siempre disponible para alcarar sus dudas y ayudarle con la lectura
• poner a su alcance libros interesantes y entretenidos, con una correcta proporción de dibujos y letras a su nivel de comprensión
• el ejemplo será fundamental para mostrar que los padres también disfrutan de la lectura, pues al ir creciendo su deseo de hacer cosas junto a sus padres se sustituye por el deseo de parecerse a ellos.