El verano suele ser un tiempo de libertad, en el que se rompen numerosas reglas y costumbres para alegría de los niños y desesperación de los padres.
A los padres nos asaltan cuestiones como: ¿Nos estamos pasando? ¿Le perjudicará? ¿Podremos volver otra vez a la rutina? Olvidarse de ciertos hábitos durante el verano es necesario y saludable para los niños. Esta época es un buen momento para plantearse qué normas y prohibiciones son realmente necesarias y cuáles no.
Se acuesta y se levanta muy tarde
Lo malo sería que se acostase tarde y se levantase pronto. Si también se levanta tarde, está descansando lo suficiente. Un niño pequeño debería acostarse al mismo tiempo que sus padres o antes; no sería prudente dejarlo despierto sin saber a qué se expone o qué ve por la tele a esas horas. Pero si los padres se acuestan tarde, no deben sorprenderse de que el niño quiera disfrutar de su presencia hasta el último momento.
No quiere ducharse todos los días
Ducharse todos los días no es necesario para la salud, ni mucho menos. Además, el exceso de limpieza parece ser una de las causas del reciente aumento del asma y las enfermedades alérgicas: falto de microbios contra los que luchar, nuestro sistema inmunológico se vuelve loco y empieza a luchar contra el polen o el polvo.
Muchas veces, el niño no necesitará bañarse, o bastará con pasarle una esponja por las rodillas. Conviene, eso sí, ducharse al volver de la playa o de la piscina, para eliminar la sal y el cloro.
Aguanta tanto en el agua que sale tiritando
Envuélvele en una toalla y ponle al sol. Puedes frotarle con la toalla o hacerle correr en círculos. Pronto entrará en calor. Si se queja del frío, explícale que eso pasa por estar mucho tiempo en el agua, y que, la próxima vez, procure salir antes.
Si no se queja y está feliz y dispuesto a remojarse de nuevo, allá él.
Pasa tres horas viendo la tele
Antes de empezar a despotricar, piensa un poco: ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene ver la tele tanto tiempo? ¿Qué otra cosa me gustaría que hiciera el niño en vez de ver la tele, y por qué?
Los inconvenientes de ver mucho la tele pueden ser la falta de ejercicio físico, la falta de interacciones sociales o la pésima calidad de la programación. Si quieres que tu hijo haga otras cosas, proponle actividades más interesantes y participa con él.
No se aparta a los niños de la tele con gritos u órdenes. Hace falta algo más: dedicarles tiempo y atención.
No descansa después de comer
Si no quiere descansar, será porque no está cansado. ¿Quién no ha tenido unos padres o unos tíos fanáticos de «la digestión»? ¿A quién no le han obligado a permanecer sentado, o aún peor, en la cama, después de las comidas?
Ahorra a tu hijo todos esos malos ratos, tan enojosos como inútiles. No existe ninguna enfermedad provocada por hacer ejercicio después de comer, nuestro sufrimiento fue en balde.
Se toma tres o cuatro helados al día
Los polos de fruta son básicamente agua con azúcar y colorantes, así que, cuantos menos coma, mejor. Pero los helados de leche son bastante más nutritivos. Probablemente llevan más azúcar que otros derivados lácteos, pero de vez en cuando, no pasa nada. Eso sí, recuerda que están cargaditos de calorías.
Come más chuches que el resto del año
Los frutos secos, a ser posible no muy salados, son un alimento nutritivo. Aportan proteínas, vitaminas, minerales... Aquí se incluyen las pipas o el maíz tostado. Eso sí, son muy calóricos así que hay que «hacerles hueco», reduciendo la ingesta de otros productos.
Otras chuches, en cambio, son decididamente insanas, como los caramelos y golosinas de azúcar y colorantes, que producen muchas caries, o los «aperitivos salados» de composición desconocida, cargados de sal y grasas refritas. Conviene reducir su consumo al mínimo posible.
No quiere que le pongamos crema solar
En esto sí hay que insistir, porque el sol causa quemaduras, manchas, dolores y, a largo plazo, cáncer de piel. Todos necesitamos sol para generar vitamina D, pero tenemos de sobra con el que recibimos en la calle, incluso a la sombra.
Aplica al niño crema solar resistente al agua y con factor 20 como mínimo, en todo el cuerpo. Repite la operación en las zonas más expuestas al sol cada poco tiempo. Cuando tu hijo salga del agua ponle una camiseta y un sombrero. Las quemaduras solares no son normales, una espalda roja indica que la protección ha fallado.
A los padres nos asaltan cuestiones como: ¿Nos estamos pasando? ¿Le perjudicará? ¿Podremos volver otra vez a la rutina? Olvidarse de ciertos hábitos durante el verano es necesario y saludable para los niños. Esta época es un buen momento para plantearse qué normas y prohibiciones son realmente necesarias y cuáles no.
Se acuesta y se levanta muy tarde
Lo malo sería que se acostase tarde y se levantase pronto. Si también se levanta tarde, está descansando lo suficiente. Un niño pequeño debería acostarse al mismo tiempo que sus padres o antes; no sería prudente dejarlo despierto sin saber a qué se expone o qué ve por la tele a esas horas. Pero si los padres se acuestan tarde, no deben sorprenderse de que el niño quiera disfrutar de su presencia hasta el último momento.
No quiere ducharse todos los días
Ducharse todos los días no es necesario para la salud, ni mucho menos. Además, el exceso de limpieza parece ser una de las causas del reciente aumento del asma y las enfermedades alérgicas: falto de microbios contra los que luchar, nuestro sistema inmunológico se vuelve loco y empieza a luchar contra el polen o el polvo.
Muchas veces, el niño no necesitará bañarse, o bastará con pasarle una esponja por las rodillas. Conviene, eso sí, ducharse al volver de la playa o de la piscina, para eliminar la sal y el cloro.
Aguanta tanto en el agua que sale tiritando
Envuélvele en una toalla y ponle al sol. Puedes frotarle con la toalla o hacerle correr en círculos. Pronto entrará en calor. Si se queja del frío, explícale que eso pasa por estar mucho tiempo en el agua, y que, la próxima vez, procure salir antes.
Si no se queja y está feliz y dispuesto a remojarse de nuevo, allá él.
Pasa tres horas viendo la tele
Antes de empezar a despotricar, piensa un poco: ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene ver la tele tanto tiempo? ¿Qué otra cosa me gustaría que hiciera el niño en vez de ver la tele, y por qué?
Los inconvenientes de ver mucho la tele pueden ser la falta de ejercicio físico, la falta de interacciones sociales o la pésima calidad de la programación. Si quieres que tu hijo haga otras cosas, proponle actividades más interesantes y participa con él.
No se aparta a los niños de la tele con gritos u órdenes. Hace falta algo más: dedicarles tiempo y atención.
No descansa después de comer
Si no quiere descansar, será porque no está cansado. ¿Quién no ha tenido unos padres o unos tíos fanáticos de «la digestión»? ¿A quién no le han obligado a permanecer sentado, o aún peor, en la cama, después de las comidas?
Ahorra a tu hijo todos esos malos ratos, tan enojosos como inútiles. No existe ninguna enfermedad provocada por hacer ejercicio después de comer, nuestro sufrimiento fue en balde.
Se toma tres o cuatro helados al día
Los polos de fruta son básicamente agua con azúcar y colorantes, así que, cuantos menos coma, mejor. Pero los helados de leche son bastante más nutritivos. Probablemente llevan más azúcar que otros derivados lácteos, pero de vez en cuando, no pasa nada. Eso sí, recuerda que están cargaditos de calorías.
Come más chuches que el resto del año
Los frutos secos, a ser posible no muy salados, son un alimento nutritivo. Aportan proteínas, vitaminas, minerales... Aquí se incluyen las pipas o el maíz tostado. Eso sí, son muy calóricos así que hay que «hacerles hueco», reduciendo la ingesta de otros productos.
Otras chuches, en cambio, son decididamente insanas, como los caramelos y golosinas de azúcar y colorantes, que producen muchas caries, o los «aperitivos salados» de composición desconocida, cargados de sal y grasas refritas. Conviene reducir su consumo al mínimo posible.
No quiere que le pongamos crema solar
En esto sí hay que insistir, porque el sol causa quemaduras, manchas, dolores y, a largo plazo, cáncer de piel. Todos necesitamos sol para generar vitamina D, pero tenemos de sobra con el que recibimos en la calle, incluso a la sombra.
Aplica al niño crema solar resistente al agua y con factor 20 como mínimo, en todo el cuerpo. Repite la operación en las zonas más expuestas al sol cada poco tiempo. Cuando tu hijo salga del agua ponle una camiseta y un sombrero. Las quemaduras solares no son normales, una espalda roja indica que la protección ha fallado.
tomado de: Serpadres.es
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