lunes, 12 de noviembre de 2007

Rebeldia del adolecente

No me digas lo que tengo que hacer" es una frase que todo padre escuchará más de una vez. Seguro irá acompañada con la negativa a hacer lo políticamente correcto


“Pese a que la etapa de la infancia trascurra en armonía, hay un momento -que coincide con la adolescencia- en el que el niño se da cuenta de que ya no es tal, pero tampoco sabe bien de qué se trata todo lo que advierte que le ocurre”.


Así describió la psicóloga Isabel Carraro el complejo proceso que marca el fin de la infancia y que afecta tanto a padres como a hijos.

En diálogo con Infobae.com, la profesional destacó que toda la información que el niño posee o cree poseer acerca de cómo es ser grande “no le sirve; tiene que experimentar y tomar una posición”. “Se trata de ´salir al mundo´, con lo que si el menor no sabe lo que tiene que hacer, pero advierte que se trata de ´despegar´, todo lo que digan los padres va a ser puesto en cuestión”, sintetizó Carraro. La profesional justificó la “rebeldía” al asegurar que el chico “reniega porque en algún punto pasa a ser otro: los varones cambian la voz, las nenas se desarrollan”. Y para ese “otro” el saber infantil no le alcanza; es tan radicalmente distinto que parece otro”.

En ese contexto, “se pluralizan los vínculos de manera que requiere otro tipo de posición, por lo que va a valorizar lo que le dice un amigo (que es par) quizá más que los papás”. Así es que el típico “no me digas lo que tengo que hacer” que los padres toman como acto de rebeldía, no es más que una de las patas para entender el complejo proceso que su hijo acaba de comenzar a transitar.

“El adolescente tiene que aprender a ser adulto y eso consta de varias cosas: no lo será sin los padres, pese a que habrá cosas que deba aprender solo”, aseguró Carrazo, para quien éstos “no deben cerrar la discusión en que su postura es la única”, actitud con la que sólo lograrán exacerbar la rebeldía.

Así, los pilares en los que el joven debería “apoyarse” son tres: “el respaldo de los padres, más la postura del chico, junto a las opiniones y vivencias de sus pares”.

Para Carraro, “hay un criterio a seguir y que debe ir guiado por el sentido común: cuando un chico quiere independencia, pero no tiene todos los recursos para llevarla adelante, es el adulto quien debe buscar un punto medio en el que no anular esa independencia sin dejar de acompañarlo con su experiencia”.

“A veces –y más en los tiempos que corren- los papás creen que deben ´correrse´ más de lo que en realidad es aconsejable”, destacó la profesional, que se desempeña como coordinadora docente y supervisora del Centro Dos. Y en ese sentido, ejemplificó: “si está de moda que un niño tenga celular a los 10 años o ya no se usa que los padres lo lleven a la matiné y los padres ´acatan´esos mandatos, estarán errando el camino”.

Como suele decirse, ningún extremo es aconsejable. De modo que si en los distintos modos de ejercer su independencia, el joven opta por un camino que quizá no es el adecuado, es ahí cuando el padre debe hacer sentir su “autoridad”.

Ocurre cuando en su afán por demostrar independencia cree que lo es eligiendo –por ejemplo- cuándo se baña. "Hay un aprendizaje; un dosificar la libertad que los mayores deben inculcar”, remarcó Carrazo y destacó: “puede permitírsele que un día no se bañe y al otro sugerirle que lo haga”.Lo que se debe introducir es la noción de que no es que el padre le dice que se bañe “porque se le cante”, dado que “ellos ven las normas ´porque sí´ y hay que lograr que entiendan que no son de esa manera.En ese sentido, “el padre que se hace el amigo lo termina dejando solo porque se corre de su función…no pasa de moda un padre que pone límites”Aunque, si de lograr un sano equilibrio se trata, la psicóloga remarcó la idea de que “si todo lo que sea ´salir al mundo´, los padres lo anulan porque aún consideran que su hijo es ´chiquito´, la rebeldía no va a hacer más que aflorar”.


, , , , , ,

No hay comentarios:

Vistas de página en total

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin