sábado, 24 de octubre de 2009
Eduque a sus hijos enseñándoles confianza en si mismos
Es importante la supervisión para asegurarse que los niños(as) están protegidos. Pero para ayudarles a que realmente aprendan una nueva habilidad, es importante darles su espacio. Dé a los niños(as) la oportunidad de intentar algo nuevo, equivocarse y aprender de la lección.
Por ejemplo, si su hijo(a) quiere aprender a hacer un emparedado de mantequilla de maní, demuéstreselo, organice los ingredientes y deje que lo intente. ¿Será un pequeño desastre? Probablemente, pero no se acerque corriendo al momento en que la mesa de la cocina se manche con un poco de mermelada. De hecho, evite la críticas que pudieran disuadirlo(a) para que lo vuelva a intentar. Si usted interviene para terminar el emparedado, su hijo(a) pensará, "Imagino que no soy capaz de hacer emparedado."
Pero si usted tiene paciencia y el tiempo necesario para enseñar, la recompensa será real. Pronto su hijo(a) podrá decir "Tengo ganas de almorzar así que me voy a preparar mi propio emparedado." Usted puede incluso responderle, "Genial ¿Me puedes preparar uno a mi también?" ¡Que buena señal de que usted confía en sus habilidades!
Algunas veces, puede que no sea usted quien intervenga corriendo cuando su hijo(a) dude, sino que será su hijo(a) quien se rinda. Ayúdelo(a) recordándole que debe ser persistente en medio de su frustración. Cuando intentan las cosas más de una vez, los niños(as) aprenden que pueden sobrellevar los obstáculos.
Una vez que los niños(as) alcanzan una meta, usted querrá felicitarlos no solamente por el resultado, sino por la fuerza de voluntad de no rendirse. Por ejemplo, después de que su hijo haya aprendido a hacer emparedados de mantequilla de maní puede demostrarle confianza en sí mismos(as) diciéndole "La próxima vez ¿quieres aprender a partir un huevo?" Hacer emparedados y partir huevos puede parecer que no son grandes meritos, pero son pasos importantes en la dirección adecuada— hacia la independencia de su hijo(a).
A través de la niñez, los padres tienen oportunidades para preparar a sus niños(as) a que cuiden de sí mismos(as). Por supuesto que es bueno sentirse necesitado, pero a medida que los niños(as) ganan seguridad en sí mismos(as) y adquieren independencia, la relación que mantienen con usted se fortalecerá. Tendrán vínculos entre ustedes que no estén basados en la dependencia únicamente, pero en el amor y el orgullo compartido sobre lo que han logrado. Eventualmente, los niños(as) cuando sean grandes le darán las gracias por lo preparados que se sienten para recorrer el camino que tienen delante de ellos(as)— un camino que pueden tomar seguros de sí mismos(as).
Fuente: KidsHealth
Etiquetas:
Niños haciendo tareas'
jueves, 1 de octubre de 2009
Los cimientos de la educación están en la familia
La autoridad de un maestro, un profesor o un catedrático, no puede empezar en el colegio, instituto o universidad. La autoridad del educador empieza en la familia, en casa y casi antes de que dejen los pañales los futuros alumnos y alumnas. La autoridad empieza por pequeñas cosas que van evolucionando con el desarrollo natural.
Empieza por las comidas a su hora, por irse a la cama en su momento, por dormir sus horas necesarias, por pedir las cosas en buen tono, por no romper los juguetes, por colocarlos en su sitio cuando acaba el juego, por no levantarse de la mesa mientras están comiendo, por aprender a respetar a los hermanos, padres, abuelos..., más adelante por crearles un hábito de estudio, por que aprendan que nó es que nó sin paliativos, que existen reglas y que hay que cumplirlas, que tienen derechos pero también obligaciones, que aprendan a respetarse a sí mismos y a su salud física y mental, que hay ciertas cosas con las que no se puede jugar sin peligro de engancharse a ellas, que no todo lo que ven en la televisión o con los juegos es cierto y válido, que hay que tratar a los demás como quieran que les traten, que el mundo no gira a su alrededor...
O ponemos los cimientos de la educación en la familia, o la autoridad del enseñante es pura y real utopía.
Empieza por las comidas a su hora, por irse a la cama en su momento, por dormir sus horas necesarias, por pedir las cosas en buen tono, por no romper los juguetes, por colocarlos en su sitio cuando acaba el juego, por no levantarse de la mesa mientras están comiendo, por aprender a respetar a los hermanos, padres, abuelos..., más adelante por crearles un hábito de estudio, por que aprendan que nó es que nó sin paliativos, que existen reglas y que hay que cumplirlas, que tienen derechos pero también obligaciones, que aprendan a respetarse a sí mismos y a su salud física y mental, que hay ciertas cosas con las que no se puede jugar sin peligro de engancharse a ellas, que no todo lo que ven en la televisión o con los juegos es cierto y válido, que hay que tratar a los demás como quieran que les traten, que el mundo no gira a su alrededor...
O ponemos los cimientos de la educación en la familia, o la autoridad del enseñante es pura y real utopía.
tomado de 20 minutos.es
Etiquetas:
educación
Suscribirse a:
Entradas (Atom)