martes, 31 de mayo de 2011

Reglas de etiqueta de una secretaria



Las secretarias son, en la mayor parte de las ocasiones, las primeras personas que reciben a los clientes o invitados, y por lo tanto dan la primera imagen o impresión de lo que puede ser la empresa.


Según el conocido autor, Manuel Antonio Carreño, una secretaria debe ser:


1. Eficiente, discreta y respetuosa.


2. Debe vestir bien y, en la medida de lo posible, ser agradable, y porque no, lucir atractiva. Debe evitar vestuarios demasiado llamativos o extravagantes.


3. Debe llevar un maquillaje y peinado adecuados.


4. Debe tener relaciones cordiales pero impersonales con su jefe.


5. Debe congeniar con sus compañeros de trabajo, pero sin llegar a tener relaciones demasiado personales que puedan dar lugar a tener malas interpretaciones.


6. Las comidas con el jefe y compañeros de oficina deberán ser de trabajo, dejando para otras ocasiones las invitaciones con otra finalidad que no sea la de trabajo.


7. Debe ser discreta y prudente, y no revelar conversaciones u otro tipo de información que pueda escuchar en las distintas reuniones o conversaciones en las que esté presente.

sábado, 28 de mayo de 2011

Educación de los niños en la mesa



En ocasiones se tiende a creer que un niño que pierde la compostura en la mesa cuenta con cierta ‘excusa’ precisamente por el hecho de ser pequeño. Sin embargo, lo cierto es que resulta fundamental enseñarles desde que tienen muy pocos años que existen ciertas normas de conducta en la mesa (del mismo modo que se les transmite en otros órdenes de la vida). Y es que las buenas maneras y los buenos modales durante las comidas también están hechas para los niños y cuanto antes sean adquiridos, mucho mejor. Éstas son algunas cuestiones a tener en cuenta en este sentido:


ANTES DE SENTARSE
Un punto fundamental es la higiene. Deben saber que se tienen que lavar las manos antes de sentarse a la mesa. Es importante que esta buena costumbre salga de ellos mismos, tienen que aprender a hacerlo, y sin protestar, ya que si se produce la 'lucha' entre padres e hijos, será muy incómodo para los demás comensales. Si los niños vienen de jugar en la calle o llevan ropa de deporte, es aconsejable que también se cambien. Si ellos mismos no pueden vestirse, tendrás que ayudarles con tiempo para no llegar tarde al almuerzo. La puntualidad es fundamental también a esas edades.


ANTES DE EMPEZAR A COMER
Cada niño debe tener un sitio asignado y lo tienen que respetar, ya que, si no, el almuerzo se puede convertir en el 'juego de las sillas'. Si no entran en razón, hay que intentar explicarles por qué tienen ese sitio asignado, 'suyo, único y especial'.


Hay que ayudarles y acostumbrarles a que permanezcan erguidos en la silla, ni muy cerca ni muy lejos de la mesa, y que no se levanten hasta que no quede nada en el plato. Es fundamental que desde pequeños sepan esperar, aunque les cueste y estén deseando levantarse de la mesa para jugar. Procura que no balanceen los pies, para evitar esas 'pataditas' al comensal de enfrente, y que permanezcan sentados.


Los brazos tienen que estar colocados sobre la mesa, apoyando los antebrazos a ambos lados del plato. Nada de hacer ruido con la vajilla, la cubertería o los vasos, cosa que suele ser una gran tentación para ellos, sobre todo cuando se reúnen unos cuantos niños en una mesa.


DURANTE LA COMIDA
Si ya tienen la edad suficiente, lo primero que deben hacer al sentarse a la mesa es colocar la servilleta sobre sus rodillas. Utilizarla en el cuello no es de buena educación, ya que para eso están los baberos.


Las manos no se esconden debajo de la mesa y la cabeza no se baja para comer, es el brazo el que, con el cubierto, pone el alimento a la altura de la boca.


Enséñales a comer por sí solos lo más pronto posible. Que sepan el uso de cada cubierto y lo que no se puede hacer con ellos, por ejemplo; el tenedor sirve para comer los alimentos y el cuchillo sirve para cortarlos, ¡nunca para llevárselo a la boca!


Si falta algo en la mesa, serán los primeros en darse cuenta. Acostúmbrales a que siempre lo pidan por favor y que den las gracias.

Cómo educar a los niños bilingues



Los nuevos modelos de familia, las parejas mixtas, las corrientes de migración geográfica o los sistemas educativos modernos, más abiertos a los idiomas extranjeros. Ya sea por una cosa o por otra, cada vez es más y más frecuente encontrarse con niños totalmente bilingües, capaces de hablar en otro idioma además de la lengua materna. Ya sea por iniciativa personal de los padres o porque uno de los progenitores (o ambos) habla una lengua diferente de la del país de crianza del niño, la apertura a otros idiomas desde el nacimiento es uno de los mayores regalos para los ‘peques’: a esta edad, el cerebro procesa la información de manera diferente, favoreciendo el aprendizaje y estimulando otras áreas relacionadas con el desarrollo intelectual y emocional.


Eso sí: para que el niño se considere bilingüe, al menos el 20 por ciento del habla dentro y fuera de casa debe ser en ese idioma. Todo un reto para los padres, que multiplican sus posibilidades de éxito si comienzan a inculcar ambas lenguas desde la cuna, cuando el cerebro, mucho más abierto y receptivo que en cualquier otra etapa de la vida, almacena ambos idiomas en el mismo área, interconectándolos como si fuesen iguales y eliminando la necesidad de ‘traducir’ de uno a otro.


Los beneficios, al margen de los evidentes, son muchos: los niños bilingües tienen una mayor tendencia natural a ser creativos, mientras que la gran mayoría manifiesta una mayor capacidad de aprender terceros y cuartos idiomas en el futuro. El principal inconveniente: según los expertos, los ‘peques’ expuestos a dos o más idiomas tardan más en empezar a hablar, y presentan mayores problemas a la hora de invertir el orden de las palabras dentro de una oración, o combinar varios idiomas indistintamente dentro de una frase.


Entonces, ¿cómo dar el primer paso? En los casos de las familias mixtas, donde los padres hablen diferentes idiomas, o las familias que compartan una lengua común pero vivan en un país diferente al de origen, lo más importante es reforzar al máximo el 'idioma minoritario': aquel al que el pequeño esté expuesto menos horas al día. Un truco común es asignar un idioma a cada uno de los padres, y usarlo cada vez que nos dirijamos a él, para, más tarde, ir sumando refuerzos poco a poco, como apuntarle a un ‘cole’ o una guardería bilingües, ver películas en el idioma de origen, o llevarle a nuestro país natal lo más a menudo posible.




Fuente: Hola.com

domingo, 8 de mayo de 2011

Algunos consejos para mejorar la comunicación entre padres e hijos


Cuando existe la comunicación en una familia, seguramente se puede afirmar que existe un compañerismo, una complicidad, y un ambiente de unión y afecto en la casa. Habrá sobretodo un respeto mutuo y unos valores más asentados. Sin embargo, crear este clima de comunicación en la família, no es así una tarea tan facil. Hay que ayudar a los hijos con prácticas, es decir, que los padres introduzcan mecanismos que faciliten la comunicación.


- Al dar una información, busca que siempre sea de una forma positiva.
- Obedecer a la regla de que "todo lo que se dice, se cumple".
- Empatizar o ponernos en el lugar del otro.
- Dar mensajes consistentes y no contradictorias.
- Escuchar con atención e interés.
- Crear un clima emocional que facilite la comunicación.
- Pedir el parecer y la opinión a los demás.
- Expresar y compartir sentimientos.
- Ser claros a la hora de pedir algo.


Fuente: Guia infantil

miércoles, 4 de mayo de 2011

Si su hijo es un matón




Puede ser chocante y molesto el saber que su hijo se ha metido en problemas con los demás o ha sido etiquetado como un matón.


Tan difícil como puede ser el proceso de esta noticia, es importante tratar con él de inmediato. Si el acoso es físico o verbal, si no se detiene, puede llevar a un comportamiento antisocial más agresivo e interferir con el éxito de su hijo en la escuela y la capacidad para formar y mantener amistades.


Los niños intimidan por muchas razones. Algunos son matones porque se sienten inseguros. Escogen a alguien que parece emocionalmente o físicamente más débil lo que les proporciona una sensación de ser más importante, popular,. En otros casos, intimidan niños porque simplemente no saben que es inaceptable en los niños que son diferentes por su tamaño, apariencia, raza o religión.


En algunos casos la intimidación es una parte de un patrón permanente de comportamiento desafiante o agresivo. Estos niños son propensos a necesitar ayuda para aprender a manejar el enojo y el dolor, la frustración, u otras emociones fuertes. Puede que no tengan las habilidades que necesitan para cooperar con los demás. Una orientación profesional a menudo puede ayudar a aprender a lidiar con sus sentimientos, frenar su acoso, y mejorar sus habilidades sociales.


Algunos niños que intimidan en la escuela y en los entornos con sus compañeros a menudo copian el comportamiento que ven en casa. Los niños que están expuestos a interacciones agresivas y poco amables en la familia a menudo aprenden a tratar a los demás de la misma manera. Y los niños que están en el extremo receptor de las burlas aprender que la intimidación se puede traducir en el control de los niños que ellos perciben como débiles.


Deje que su niño sepa que la intimidación es inaceptable y que habrá consecuencias graves en el hogar, la escuela y en la comunidad si se sigue.


Trate de entender las razones detrás del comportamiento de su hijo. En algunos casos, porque tienen problemas para manejar emociones fuertes como la ira, la frustración o la inseguridad. En otros casos, los niños no han aprendido formas de cooperación para resolver conflictos y comprender las diferencias.


Tome en serio el acoso. Asegúrese de que sus hijos entiendan que no tolerará el acoso en el hogar o en cualquier otro lugar. Establezca reglas acerca de la intimidación y se adhieren a ellos. Si castigan a su hijo mediante la eliminación de privilegios, asegúrese de que tenga sentido. Por ejemplo, si su hijo acosa a otros niños a través de correo electrónico, mensajes de texto, o un sitio de redes sociales, o los privilegios de computadora por un período de tiempo. Si su hijo actúa de forma agresiva en su casa, con hermanos u otros, poner fin a la misma. Enseñe lo más apropiado (y no violentos) las formas de reaccionar. Enseñe a los niños a tratar a los demás con respeto y amabilidad. Enseñe a su hijo que está mal a las diferencias ridículas (es decir, raza, religión, apariencia, necesidades especiales, género, situación económica) y tratar de inculcar un sentido de empatía hacia aquellos que son diferentes . Considere la posibilidad de implicarse juntos en un grupo de la comunidad donde el niño pueda interactuar con los niños que son diferentes.Más información sobre la vida social de su niño. Puedes buscar información sobre los factores que pueden estar influyendo en el comportamiento de su niño en el entorno escolar (o donde la intimidación está ocurriendo). Hable con los padres de los amigos de su hijo y sus compañeros, maestros, consejeros, y el director de la escuela. No intimidar a otros niños? ¿Qué pasa con los amigos de su hijo? ¿Qué tipo de presiones se enfrentan los niños en la escuela? Hable con sus hijos sobre las relaciones y sobre las presiones a encajar Haga que participen en actividades fuera de la escuela a fin de que se reúnen y desarrollan amistades con otros niños.Fomentar el buen comportamiento. El refuerzo positivo puede ser más poderosa que la disciplina negativa. niños Dé un buen ejemplo. Piense con cuidado acerca de cómo se habla en torno a sus hijos y cómo manejar los conflictos y problemas. Si usted se comporta agresivamente - hacia o delante de sus hijos - lo más probable es que van a seguir su ejemplo. En su lugar, señalar aspectos positivos en los demás, en vez de negativos. Y cuando surgen conflictos en su propia vida, ser abierto acerca de las frustraciones que tiene y cómo lidiar con sus sentimientos.. Los niños que viven con gritos, insultos, humillaciones, críticas duras, o la ira física de un hermano o padre / madre / cuidador que puede actuar en otros escenarios.
Es natural - y común - para los niños a luchar con sus hermanos en casa. Y a menos que haya un riesgo de violencia física que es prudente no participar. Pero controlar los insultos y cualquier altercados físicos y asegúrese de hablar con cada niño regularmente sobre lo que es aceptable y qué no.
Es importante mantener su propio comportamiento bajo control también. Mira cómo hablar con sus hijos, y cómo es su reacción a las emociones fuertes propia cuando están cerca. Habrá situaciones en que la disciplina y orden de la crítica constructiva. Pero tenga cuidado de no dejar que caer en los insultos y acusaciones. Si usted no está satisfecho con el comportamiento de su hijo, el estrés que es el comportamiento que le gustaría a su hijo a cambio, y usted tiene la confianza de que él o ella puede hacerlo.
Si su familia está pasando por un acontecimiento vital estresante que crees que puede haber contribuido a la conducta de su hijo, busque ayuda de los recursos en la escuela y en su comunidad. Los consejeros, pastores, terapeutas, y su médico le puede ayudar.
Para ayudar al niño a dejarla intimidación, hable con los maestros, consejeros, y otros funcionarios de la escuela que puede ayudar a identificar las situaciones que conducen a la intimidación y prestar asistencia.
Su médico también puede ser capaz de ayudar. Si su hijo tiene una historia de la discusión, desafío, y la dificultad para controlar la ira, tenga en cuenta una evaluación con un terapeuta o profesional de salud mental.

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