martes, 24 de agosto de 2010

Cómo educar a nuestros hijos para que les guste la lectura



Cuando los niños empiezan a ser capaces de leer de forma independiente, hacia los 6 ó 7 años, aún no son capaces de realizar abstracciones complejas, ni de seguir razonamientos largos. Por eso sus primeros libros tienen que seguir llenos de dibujos, y el texto a leer debe ser sencillo, con frases cortas y vocabulario adaptado a su edad.

Es a partir de esta etapa, en la que muchas veces se les obliga a leer en las escuelas, cuando el niño corre riesgo de empezar a sentir rechazo por los libros, especialmente si comienza a ver la lectura como una obligación, y se empieza a sentir perseguido. También es el momento en que empiezan a leer a solas, y a menudo esa independencia nos lleva a "desentendernos" un poco del tema de la lectura, especialmente si coincide con la época en que dejamos de contarles cuentos por la noche (y no debiera ser así).

Por eso a esta edad necesitan sentirse acompañados, pero no agobiados, y para ellos es importante que nos interesemos por lo que leen, lo que aprenden de esos libros, lo que les llama la atención, e incluso que de vez en cuando, leamos un poco con ellos, o para ellos, de forma que sigan sintiendo a sus padres muy cerca. El niño está casi preparado para dar el salto a la verdadera lectura, a nutrir su cabeza con libros de forma autónoma.. Pero ellos no lo percibirán inmediatamente, y necesitan seguir alimentando la idea de que un libro es una buena forma de pasar el rato con papá y mamá. Ahora ya no llevaremos la voz cantante, ni le ayudaremos con la lectura en sí; ahora se trata de hablar del libro, de lo que dice, de lo que pensamos sobre él... es la antesala de lo que en muy poco tiempo ocurrirá en su propia cabeza, pero al principio nos necesitará más cerca, para saber qué hacer con lo que le dicen los libros.

Y así, casi sin darnos cuenta, comprobaremos que en poco tiempo lee de forma totalmente autónoma, apasionadamente, y que voluntariamente se olvida de los libros con muchos dibujos, porque encuentra más interesantes las palabras.

Teniendo en cuenta todos estos cambios, los libros más adecuados a esta edad deberían:

- Tener historias coherentes, con cierto orden y sentido, que pueda seguir fácilmente por medio de palabras. Los cuentos alocados, que pueden parecernos a nosotros mismos muy divertidos, a esta edad es mejor que sean contados, y si no esperar a que el niño se maneje mejor entre las letras. Por supuesto, esto no quita que sean historias muy imaginativas, pero dentro de una estructura principal más coherente.
- Deben seguir teniendo dibujos, pero a medida que tengan más soltura, deberán ir dejando paso al texto escrito. En este periodo los dibujos pierden importancia como medio, por lo que ya no será tan importante que sean sencillos y fácilmente comprensibles e identifiicables para el niño.
- También según crece el niño, es menos importante que la edición sea resistente y de tapa dura. A esta edad ya debe haber aprendido a respetar los libros y tratarlos con cuidado
- Finalidad: en esta época los libros y cuentos siguen siendo el mejor vehículo para enseñar valores y conocimientos. Como no leen con mucha soltura y su tiempo es limitado, deberíamos aprovechar cada una de sus lecturas para transmitirle una enseñanza.
- Es un buen momento para empezar con poesía (rimas sencillas, nada de verso libre). Ahora empiezan a captar la sonoridad de las palabras y a leer las frases de un tirón, pudiendo darles la entonación adecuada. La búsqueda de las rimas les ayuda a agilizar su capacidad lectora y a anticipar el texto.
- Aunque será bueno empezar esta época con historias cortas que puedan leer de una vez, en poco tiempo las historias podrán ser más largas, de forma que ´el niño se acostumbre a retomar una lectura donde la ha dejado. Para esto son especialmente indicados los libros formados por pequeños capítulos e historias que forman parte de un todo más amplio.


Tomado de: Cuentos para dormir.com

miércoles, 18 de agosto de 2010

Cómo comportarse ante situaciones peligrosas de sus hijos




A veces uno no se cuenta con que severidad habla a sus hijos - por ejemplo, después de que su hijo ha corrido hacia la calle sin mirar, es una angustia terrible pero que debe hacer ante esta situación?. ¿Cómo puede asegurarse de que comprendan la gravedad de ciertas circunstancias sin que se sientan peor?

" Cuando la seguridad de su hijo está en riesgo – como el correr hacia la calle sin mirar , o echó mano a una llama abierta, o se ha acercado peligrosamente a una piscina – gritar es perfectamente normal ( y necesario !) . Después de todo, en ese momento, se hace todo lo posible para llamar la atención de su hijo y sacarlo del peligro .
Después de un episodio como estos , es natural que los niños empiecen a llorar- Pero la verdad es que sus hijos lloran en respuesta al miedo y la urgencia en su voz, no porque ha sido "demasiado severa ". En momentos como éstos , es aceptable consolarlos sin pedir disculpas . Déle a su hijo un abrazo y dígale algo como, " sé que estás molesto. Pero lo que hiciste era peligroso y estaba asustada de que te ibas a hacer daño . nunca debes hacer eso de nuevo . " Castigar a los niños después de un evento como este no suele ser necesario , ya que probablemente ha aprendido la lección.
Por otra parte , hay momentos en que ser demasiado severa - como gritar regularmente por delitos menores - puede ser contraproducente. Los niños pueden ser inmunes a la reacción exagerada de los padres y no tomarlos en serio, y si siente que se está metiendo en este hábito, debe respirar profundo antes de responder a la conducta de su hijo y preguntarse : "¿Estoy a punto de reaccionar de forma exagerada ? Si es así, esperar durante unos minutos y volver cuando se haya calmado .
En general, cuando se trata de disciplinar a los niños , lo mejor es hablar con una voz baja y firme y que mantenga su enfoque en el comportamiento, no al niño. También es útil usar las consecuencias naturales siempre que sea posible . Esto significa que si su niño ha tirado un juguete , pídale recogerlo . Si ha tomado algo de su hermano, pídale que lo devuelva hasta que lo logre pese a los ruegos llorosos . La consistencia es la clave para la disciplina efectiva, y no ceder a las lágrimas de un niño ya que sin darse cuenta puede reforzar un comportamiento negativo .

martes, 10 de agosto de 2010

Qué hacer si su niño/a es inapetente


Muchos niños son inapetentes y nosotros nos preocupamos mucho por ello
La idea es conseguir que, al menos, los niños prueben comidas antes de rechazarlas,
Cuando el niño/a no quiera alguna comida que sí comemos los mayores, contarle tranquilamente, sin aspavientos, y con un aire un poco condescendiente, algo así como: "es normal que no te guste; esto es algo que gusta a los mayores porque cuando nos hacemos mayores nos cambia un poco la boca. Cuando seas más mayor te cambiará la boca y te gustará"
El deseo de los niños por ser mayores y comportarse como tales hace que tomen nota de lo que decimos
Los niños muestran la independencia que van consiguiendo según se hacen mayores de varias maneras, y una de ellas es a través de la oposición a sus padres y de la expresión de sus propios gustos.
Precisamente por eso, este método tiene un resultado inmediato y muy exitoso, porque utiliza ese deseo tan fuerte de mostrar independencia en los pequeños, que son capaces de doblegar hasta sus gustos y fortalecer su voluntad para demostrar "lo mayores que son".
Con este simple truco, he visto niños hacer todo tipo de muecas mientras tragaban una comida que no era de su agrado, para terminar diciendo con una gran sonrisa: "¡qué rico!".
Este truco no sólo ayuda con las comidas, sino con la formación de la voluntad.
Pero , también es importante respetar su decisión. Si deciden no probar la comida en esta ocasión, bastará con recordarle que cuando crezca un poco le gustará. Muchas veces decidirán probar la comida poco después de comprobar que tienen libertad para hacerlo.







Via: Cuentos para dormir

lunes, 2 de agosto de 2010

Lo importante que es comer en familia


Hacer coincidir los horarios de toda la familia a la hora de sentarse a la mesa puede resultar casi una misión imposible: conciliar la vida personal y familiar no sólo supone todo un ejercicio de malabarismo sino, también, un auténtico esfuerzo físico y mental. Aún así, los expertos en nutrición infantil aseguran que merece la pena: la mesa es el entorno ideal para compartir y hacer vida en familia, y esto afecta especialmente a los más pequeños.

Los beneficios: mejora de las habilidades comunicativas y sociales, interacción en el entorno familiar o nuevas formas de aprendizaje de 'los mayores' son sólo agunos de ellos. Compartir lo que hemos hecho, visto o vivido durante el día sentados a la mesa en lugar de enfrente de la tele permite a los pequeños desarrollar su nivel de conversación, así como discutir o argumentar a cerca de sus nuevos logros, tareas, o, simplemente, los 'nuevos mejores amigos' que han conocido durante el día. La mesa es, además, el momento perfecto para que los papás y mamás con agendas más apretadas dediquen cien ojos y oídos a todo lo que sus hijos tengan que contarles: una manera sencilla y eficaz de aprovechar el tiempo en familia, y permitir a los mas peqieños sentirse integrados, atendidos y escuchados cada día, al menos, durante un ratito.

Junto a los beneficios emocionales está la siempre pendiente tarea de aprender modales y 'copiar' correctos roles de comportamiento: si tus hijos están apuntados al comedor del colegio, lo más probable es que la mayor parte de actitudes en la mesa provengan de compañeros de juegos y amigos. Aprovecha la hora de la cena para corregir modos y formas, e inculcarles hábitos y patrones correctos de alimentación: recuerda que es durante la infancia cuando se adquieren la mayor parte de patrones de conducta, que se desarrollan más tarde durante la vida adulta.
Via: Hola.com

domingo, 1 de agosto de 2010

Hablemos de los adolecentes


Es la edad del amor, la edad en que comienzan a definir sus personalidades... ¡y la edad en que más conflictos nos causan! Si su hijo es un joven inquieto y rebelde tal vez solo se trata de reforzar las reglas y los límites del hogar..

Los jóvenes cambian en la medida que se convierten en adolecentes

• Los adolescentes pasan más tiempo con sus amigos.

• Ellos se movilizan mucho más que cuando fueron niños, de manera que pasan más tiempo con sus amigos sin la supervisión de los padres.

• Durante los años de la adolescencia, hay mas contacto con compañeros del sexo opuesto.

• Durante los primeros años de adolescencia, muchas veces se forman grupos pequeños de amigos o camarillas, lo cual ayuda en alguna forma en aumentar su confianza y les da un sentido de identidad.

Como padres, es importante estimular las amistades entre adolescentes. Sin embargo, es de vital importancia conocer a los amigos de sus hijos y comunicarse abiertamente con ellos respecto a los cambios en las relaciones y amistades con sus compañeros adolescentes.
Enfrentarse con los hijos adolescentes casi nunca funciona, sino que solo les otorga una oportunidad para probar su voluntad y fuerza. Hablar armoniosa y adecuadamente sobre sus nuevos comportamientos, siempre funcionará mejor, aunque no necesariamente servirá con todos. Al hablar del comportamiento con su hijo adolescente, hable del comportamiento en general, y no de su comportamiento en un cierto detalle, para que ellos pueden ser lo más objetivos posible, y no sientan la necesidad de proteger su postura.

Si, por otra parte, el adolescente está demostrando un comportando peligroso, para sí mismo o para los demás, entonces sí será necesario tomar una cierta clase de acción, como la ayuda de un especialista .
Tags: adolecentes, hijos, educación

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