jueves, 29 de julio de 2010

Una manera divertida de enseñar a tus hijos a poner la mesa


La manera más efectiva de enseñar hábitos a los niños es através del juego.


Érase una vez dos niñas a quienes sus padres intentaron enseñarles a poner la mesa. Al principio, las niñas andaban muy motivadas hacíendolo, pues ya se sentían grandes e indpendientes; sin embargo, a medida que pasaban los días se iban aburriendo, se ponían más lentas y perezosas, llegando finalmente a decir que estaban cansadas y que preferían ver televisión.


Los papás, frustrados por la situación y por sentir que no habían logrado su objetivo, se sentaron a pensar en una estrategia más eficiente.

Entonces se dieron cuenta de que siempre les habían exigido a las niñas poner la mesa sin ninguna explicación ni motivación; así que decidieron hacer algo diferente.

Decidieron jugar con sus hijas a poner la mesa.


En qué consiste este juego:

1. Explícale a tu hijo que a partir de este día le enseñarás a poner la mesa. Motívalo con frases como "Como ya has crecido, sé que puedo encargarte una labor muy importante. Me gustaría que pusieras la mesa conmigo".


Es importante que tú participes del juego, de lo contrario, el niño perderá interés.


2. Pon la mesa tal como siempre lo has hecho. Luego, pídele a tu hijo que decore la mesa como él desee, que le ponga diversos adornos.


3. Cuando haya terminado, felicítalo y dile que esta cena será muy bonita y especial.


4. Si tienes velas, pónlas y apaga las luces para darle un ambiente mucho más especial.


5. Terminada la cena, retira todos los objetos decorativos y dile al niño que los guarde para el día siguiente y que piense cómo decorará la mesa el próximo día.


Valores que fomenta este juego:

- Autoestima: A través de este juego enseñamos al niño a sentirse útil y necesario.

- Creatividad: Cada decoración del niño implica desarrollo de su creatividad.

- Misterio: Los niños adoran el misterio. Ellos sienten gran emoción cuando preparan una sorpresa, así como cuando la reciben.

- Concentración: Al concentrarse en una actividad, el niño estimula su capacidad de concentración.

martes, 20 de julio de 2010

Consejos de un niño a sus padres


No me des todo lo que te pido.
A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger.
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No me grites.
Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también. Y no quiero hacerlo.
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Cumple las promesas, buenas ó malas.
Si me prometes un premio, dámelo.Pero también si es un castigo.
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No me compares con nadie, especialmente con mi hermano ó hermana.
Si tú me haces sentir mejor que los demás, alguien va a sufrir y si me haces sentir peor que los demás, seré yo quien sufra.
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No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer.
Decide y mantén esa decisión.
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Dejame valerme por mi mismo.
Si tú haces todo por mi, yo nunca podré aprender.
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No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que lo haga por tí, aunque sea para sacarte de un apuro.
Me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices.
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Cuando yo haga algo malo,no me exijas que te diga el por que lo hice.
A veces ni yo mismo lo sé.
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Cuando estés equivocado en algo,admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de tí.
Asi me enseñaras a admitir también mis equivocaciones.
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Tratame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos.
Porque seamos familia, no quiero decir que no podamos ser amigos también.
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No me digas que haga una cosa cuando tú no la haces.
Yo aprenderé lo que tu hagas,aunque no lo digas.Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.
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Cuando te cuente un problema mio,no me digas “No tengo tiempo para bobadas” ó “Eso no tiene importancia”.
Trata de comprenderme y ayudarme.
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Y quiereme y dímelo.
A mi me gusta oírtelo decir, aunque no creas necesario decirmelo
Tags: educación, modales, hijos, padres, amor

martes, 6 de julio de 2010

Que hacer si el niño dice malas palabras


Las palabrotas han entrado en la jerga común, ya no escandalizan a casi nadie y menos a los niños, que no son conscientes de lo que significan.

A pesar de esto, el hecho de oír a un hijo decir palabrotas continuamente perturba a la mayoría de los padres. En caso de que esta actitud resulte preocupante, conviene intervenir.


A los niños les gusta decir palabrotas porque les permite degustar la transgresión que, desde que el mundo es mundo, desata la fascinación del ser humano. Por este motivo, muchos expertos consideran que la mejor manera de atajar la pronunciación de estos términos groseros es mostrar la máxima indiferencia cada vez que se produzcan. De hecho, existe la hipótesis de que el niño dice palabrotas de cara a la galería, por lo que es razonable imaginar que, al no obtener el efecto deseado, podría desistir. Por este motivo, al principio, puede ser aconsejable tomar este camino.
Por otro lado, también se le puede explicar de forma clara, sencilla y accesible que a papá y a mamá no les gusta que pronuncie estas palabras tan feas, y que tampoco les agrada que las digan los demás. Se le ha de demostrar, además, que hay otras maneras de manifestar su enfado o asombro, utilizando expresiones menos desagradables.
Si, a pesar de estas advertencias, su actitud no cambia, no hay que enfadarse ni reñirle. Simplemente, se le debe ignorar cuando diga palabrotas, porque, si el niño comprueba que a los adultos les afecta demasiado que las diga, puede utilizarlas a modo de chantaje.
Dice palabrotas: Así debes actuar
A esta edad, es normal que el niño diga, de vez en cuando, alguna palabrota. Sin embargo, si queremos que esto no se convierta en una costumbre, debemos actuar de la siguiente manera:
• Evita reír o sonreír cuando el niño diga una palabrota. Es una reacción que invita a que la repita.
• No regañes al niño demasiado, pues puede asociar la palabrota con tu atención.

En caso de que las palabras sean fuertes o puedan provocar problemas de relación social:
• Explícale que esas palabras molestan a los demás.
• Cuando el niño esté presente, nunca comentes con otras personas las palabras que dice.
• Enséñale a disculparse si molesta u ofende a alguien con sus palabras.
• Ofrécele alternativas para expresar su rabia.

Dice palabrotas: Los padres han de ser firmes y coherentes

• El niño, que está dotado de antenas sumamente sensibles, capaces de captar la contrariedad más allá del telón de la indiferencia, puede no querer cambiar de actitud, a pesar de los intentos de sus padres.
En este caso, sobre todo si sus palabrotas resultan intolerables o, en cualquier caso, crean situaciones especialmente embarazosas con los extraños, es aconsejable pasar a actitudes más duras. Éstas consisten, simplemente, en imponerle, como regla base, que no se puede transgredir en ningún caso el control del lenguaje.

Con tono firme y decidido, se le puede decir que las palabrotas que él pronuncia molestan a los demás y que, por lo tanto, debe dejar de decirlas. Los padres han de transmitirle el mensaje de que su libertad (como la de todos nosotros) termina donde empieza la de los demás, y que hacer una cosa desagradable para las personas que le rodean está terminantemente prohibido.
Sin embargo, si se opta por esta actitud, hay que ser coherentes después. Cada palabrota del niño debe censurarse al menos diciendo al niño un “no” y los padres, a su vez, deben controlar todos los términos que utilizan. También en este caso, el ejemplo constituye una gran ayuda.

• No obstante, si el niño no deja de decir palabrotas o si la frecuencia de las mismas es excesiva, puede ser que necesite llamar la atención. Los padres deberían plantearse si le brindan verdaderamente esa atención o si son muy estrictos con él.

Dice palabrotas: "Tú también lo has dicho"
Los niños que suelen decir muchas palabrotas, en el momento en que se les regaña, son especialistas en subrayar que papá o mamá también las dicen (o las han dicho).
Ante una “acusación” semejante, los padres pueden sentirse entre la espada y la pared, y no saber muy bien cómo comportarse. Sin embargo, existe una solución muy sencilla: el padre o la madre puede decir que se arrepiente mucho de haberlo hecho y que en el futuro intentará controlarse. Así, el niño aprenderá que sus padres no son infalibles y que todos nos podemos equivocar, pero que lo importante es darse cuenta de ello, saber pedir perdón e intentar no cometer los mismos errores en el futuro.



Via: mibebeyyo

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